Bolera Olmos de Atapuerca
Un proyecto que surge de la necesidad de sanear un espacio donde antiguamente se concentraba todo el ocio del municipio y que ha quedado designado al olvido y la degradación.
Las boleras en los pueblos se convertían en espacios de reunión, conversación, ocio y socialización. Debido a ello desde el principio se pensó en recuperar sus valores y fomentarlos, a lo cual se mostró muy de acuerdo la administración del municipio.
Fundamental nos parece emplear materiales típicos, piedra caliza, empleada en las construcciones de Olmos de Atapuerca, la madera con su calidez y recurso propio de la Sierra de Atapuerca. Evitando introducir elementos extraños al entorno.
Vegetación como barrera al tráfico y generadora de una nueva atmósfera para el lugar, evitando limitar físicamente y encajonando las propiedades, algo propio en los días contemporáneos, pero impropio del pasado. Una barrera vegetal formada por plantas ornamentales, con periodos de floración distribuidos durante el año, obteniendo un constante colorido, a la par de las propiedades olorosas que proporcionan al entorno.
Para acabar con la materialidad se diseñaron las letras en acero, rememorando el pasado minero de la localidad, donde existe una mina abierta al público de la que se obtenía hierro en el pasado. La Mina Esperanza.
Ya en el interior la tradición se hace presente, promoviendo el juego infantil y el adulto. La tradición del Bolo Burgalés, la recuperación de la rayuela, el tres en raya, las carreras de chapas o canicas… Juegos de la infancia que la digitalización han relegado al pasado se potencian en un espacio abierto y polivalente. En donde correr, saltar, jugar y divertirse fundamentan el proyecto.
Cabe mencionar el graderío, que se proyecta para poder disfrutar de la “Bolera” e incluso de un posible espectáculo organizado en la misma.
El cambio propiciado es evidente, esperamos que más allá de reformar y recuperar el espacio, sea un detonante social para los vecinos.